Este año como ya sabéis me estreno en esto de la maternidad, y si os soy sincera no he entendido que es ser madre hasta hace bien poco, cuando nos llegó el resultado de la predisposición genética de la peque y se me encogió el corazón al leer “DQ2” “probabilidad alta de desarrollar la celiaquía”.
Aunque con esa probabilidad contábamos y “creía” estar preparada para ello, no pude evitar llorar y llorar, mientras mi niña me miraba con una sonrisa de oreja a oreja, sin saber lo que a lo mejor le depara el futuro.
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| es el escaparate de celicioso del año pasado que me enamoró y hoy viene perfecto para este post |
Es cierto, que a mi me tocó vivir una época más difícil, en la que era el “bicho raro”, en la que no podía comer helados o chuches porque no había sin gluten o no estaban analizadas, ni mucho menos etiquetadas como aptas para celiacos; una época en la que o mi madre me hacia pan en casa o no podía comerme un bocadillo como el resto de niños, porque por aquel entonces no había productos específicos sin gluten, en el que nadie había odio nunca la palabra “celiaca” o “gluten”.
Y ahora sin embargo hasta en el cole hay menú sin gluten, no tendrá que ir con el tupper como iba yo; o podrá ir a comerse una hamburguesa a Mc Donals con sus amigos, y socializar como una más, sin tener que conformarse con las patatas, como me pasaba a mi con 13 años.
Si, tendrá un mundo gluten free mucho más fácil que el que me tocó vivir a mi, no os lo voy a discutir a todos los que estos días me habéis intentado animar y os lo agradezco de corazón.
Vivirá en una casa, donde hace tiempo que se declaró la República independiente sin gluten, y donde no tendremos que aprender nada, porque para nosotros el sin gluten es nuestro día a día y lo tenemos muy interiorizado.
Pero eso no quita, que igual que yo, si el destino lo quiere tendrá que pasar por esos horribles dolores de tripa, diarreas por contaminaciones involuntarias, mal humor incontrolado, dermatitis, anemia, enfermedades paralelas, limitaciones a la hora de viajar, salir a comer con los amigos, etc … Esto nadie, se lo puede evitar.
Y como madre me entristece, me cuesta más asumirlo que el hecho de que yo soy celiaca, que como sabéis no me supone ningún problema, y salvo en contadas ocasiones que el mundo glutinico me altera, lo llevo bastante bien.
Pero si, con el resultado de la predisposición genética de la niña he descubierto lo que es ser madre, es sufrir mas por ellos que por nosotros.
Han sido muchos los ánimos que me han intentado dar estos días, pero el que mas me ha animado para seguir para adelante; ha sido de una buena amiga celiaca y madre de celiaca, que me ha dicho que mi misión es que la niña sea feliz, y con eso me quedo.
Celiaca puede o no puede serlo, pero todo lo que en nuestra mano esté como padres para que sea igual de feliz que es ahora, eso lo haremos, y en eso es en lo que nos vamos a centrar.
El futuro dirá si desarrolla o no la celiaquía, quien sabe igual hereda este blog o igual no; si es celiaca tengo claro que lo pasaré fatal cuando me diga que se va a comer una hamburguesa al Mc Donalds, porque ya sabés lo que pienso de este tipo de cadenas, (lo puedes leer aquí) pero me intentaré morder la lengua para que pueda disfrutar de tener la opción de ir con sus amigos a una hamburguesería, cosa que yo no pude hacer; y me alegraré por ello, por supuesto rezaré en la retaguardia porque no le siente mal y no la contaminen; pero sin que ella se de cuenta para que pueda disfrutarlo.
Ahora entiendo a mi madre, cuando me iba de excursión o de viaje con las amigos, solo me preguntaba que había comido, nunca me preguntaba que tal lo estaba pasando, incluso ahora sigue haciéndolo; jaja pero ahora entiendo el porque lo hacía, lo que estaría sufriendo en silencio.
Por eso, porque ahora lo comprendo mejor que nunca, en este mi primer día de la madre solo puedo felicitar a todas las madres que como yo luchan porque cada día este mundo sin gluten que nos ha tocado vivir sea lo mas feliz posible para nuestros niños.
¡¡feliz día de la madre!!