Sinceramente, llevo una racha que estoy hasta el moño de ser celiaca, y no por ser celiaca, sino por mi nuevo añadido “la intolerancia a la lactosa”, que me lo hace aún más complicado, por lo menos hasta que me acostumbre a ello, por eso necesito animarme, y más en un día como hoy que celebramos el Día del Celiaco así que he decidido buscar el lado bueno de la vida, por eso hoy resumo las cosas buenas de ser celiaca, que por supuesto que las hay.
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- Hay un cumple en la oficina, el cumple de un amigo o una fiesta familiar y se han acordado de comprarte algo sin gluten, unos bombones, unas galletas sin gluten… ¡¡que ilusión hace cuando tienen el detalle de traerte algo para ti!!
- Cuando viajas descubres restaurantes fantásticos, que de otra forma no descubrirías y te conformarías con un trozo de pizza cutre de cualquier puesto callejero. Si el turismo gastronómico sin gluten es posible, y mola mogollón.
- Nadie disfruta más de hacer la compra que nosotros, o me diréis que no es un subidón de adrenalina cuando ves un producto nuevo con el logo de sin gluten, aunque no te guste, te lo compras, porque tienes una necesidad imperiosa de probarlo
el nuevo descubrimiento que me hizo feliz, tarta sin gluten en Mercadona - Cuando piensas que no podrás comer más que una ensalada y de repente ves la espiga barrada en la carta del restaurante, te emocionas y quieres pedírtelo todo.
- Cuando vas a un restaurante y compruebas, que no solo tienen platos sin gluten, sino que además saben de que va el tema, que tienen cuidado con la contaminación cruzada, que no piensan que eres una histérica, que cuidan hasta el más mínimo detalle… es un gustazo encontrar sitios así, donde nos cuidan y somos uno más.
- En una reunión con desconocidos, eres siempre el centro de atención, cuando te toca explicar por milésima vez que te pasa si comes un trozo de pan. Reconocer que mola la cara de alucinados de la gente, te miran como “pobrecita”, si supiesen lo bien que vivimos, no les daríamos tanta pena.
- Cuando te invitan a comer y han preparado ese plato que detestas, por ejemplo callos, siempre tienes la excusa de decir que eso no lo puedes, lo se… ¡es mentir! Pero reconocer que todos lo hemos hecho. Mis primos siguen pensando que sólo puedo comer queso flor de esgueva, porque es el que me gusta, jaja si supiesen que puedo todos los quesos,… jajaja.
- Cuando vas a casa de tus suegros a comer, y se han ido hasta celicioso para comprarte una tartita, si lo reconozco, tengo una familia política que me cuida mejor que la mía, que me dicen que me lleve el tupper.
- Días como hoy, en los que el telediario y la prensa se habla de nosotros, mi WhatsApp se llena de mensajes de amigos que se acuerdan de mi al leer una noticia de celiacos, aunque sirva solo para eso, mola.
- Y lo mejor de lo mejor, lo dejo para el final, … todos los amigos celiacos que he encontrado a través del Blog y RRSS con los que comparto mis anécdotas de ser celiaca, los nuevos productos que descubro, los restaurantes a los que voy, los viajes gastronómicos… me encanta tener amigos celiacos con los que compartir estas cosas, porque sé que todos en algún momento hemos vivido algo parecido y nos entendemos mejor que nadie.
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Brindando con amigos celiacos |
¡Feliz día del Celiaco!